Colaboración escrita por Micaela Abdala Llevate los autitos, me dice mamá. Según ella, el tiempo pasa más rápido si tengo algo para jugar, pero para mí es lo mismo, porque no me gusta estar encerrado en el quincho. Entra mucho sol por las ventanas y si cierran las puertas me muero de calor. Más ahora
Etiqueta: cuento corto
A la memoria de Sandra y Rubén. Presentes. Anoche casi no dormí. Hoy a las 9:45 a. m. tengo mi primera clase virtual como docente. Tomé horas en la materia Introducción a la Comunicación, en el 3° año de Secundaria. Muchas dudas dan vueltas en mi cabeza… Esto de la docencia, no sé… Pienso y
Apenas entró en el probador, una sensación incómoda le recorrió el cuerpo. La lamparita sobre el largo espejo titilaba de manera intermitente. Comenzó a desvestirse lentamente, con cuidado de colocar la ropa sobre el pequeño gancho que estaba dispuesto a su derecha. —¡Probala arriba de la ropa interior, bella! —escuchó a la vendedora gritarle desde
Cuando la alzó por los aires y sintió las manos del partenaire en sus piernas, el recuerdo se le disparó como una metralleta automática.
Ficción colaboración por Candela Fumale Todos los días vuelvo en colectivo desde la facultad hasta mi casa. A veces, cuando me olvido el libro, me recuesto hacia atrás y cuento las cuadras mientras van pasando. Sesenta cuadras. Cuarenta y cinco minutos. Quizás hoy estoy demasiado melancólica para jugar así. Mis amores están todos repartidos por
Ficción por Candela Fumale Cuando miro hacia abajo, sin adelantar mucho la cabeza, veo dos tetas y la punta de mis zapatillas. No voy a hablar de las tetas en sí, esta vez, sino de todo lo que ellas ocultan. Literalmente. Muchas veces me ha pasado escuchar comentarios graciosos, provocadores, desubicados, sobre el tamaño de
Cuento colaboración de Magalí Robles Achával estaba soñando en blanco y negro cuando apareció el enfermero y le dijo que se fuera. Y eso que del Borda no se sale fácil, menos después de estar veinte años internado. Ni qué decir si estuvo ahí por una hebefrenia de no se acuerda qué calibre. ¿Seguiría soñando,
Cuando salía con Juan Ignacio no estaba saliendo con Juan Ignacio. Es decir, sí, pero no en mi mente. Mi cabeza estaba ocupada en ella, en Mariela, la mamá de Nacho, quien me abrió las puertas de su casa tan amablemente desde el primer día hasta el último, cuando me echó por mentirosa y por
“Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba. ¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo