La primera novela de Samantha Schweblin logra sumergirnos en una historia intensa con raíces fuertes en la maternidad y en el ataque sistemático a la naturaleza mediante agrotóxicos. No solo son menos de 200 páginas que se leen de un tirón, sino que también es apta para lectores de cualquier género literario. Resulta difícil encasillar